Crónica del Alba

Durante este largo y etílico deambular, Ralf, en un proceso de autoanálisis, nos irá revelando toda su historia: la infancia en una gabarra con sus padres, su etapa de adolescente, los primeros escarceos amorosos o su definitivo asentamiento en tierra firme. Van Mersbergen nos va dosificando la información poco a poco, haciéndola encajar en el puzzle de forma natural y despertando así la curiosidad de un lector que irá devorando páginas para averiguar todos los detalles que han llevado a Ralf a esta crisis. Por supuesto, no revelaré el núcleo de sus pensamientos ni la raíz de toda esta zozobra familiar cuyos nombres propios son Sara, Maybelle, Alvin y las singulares gemelas Helen y Nettie, una raíz que se plantó veinticinco años atrás. Merece la pena bucear entre las páginas para ir atando cabos. Sin embargo, que nadie se llame a engaño. Junto a este monólogo trascendental discurre la historia paralela de la narración del carnaval holandés, una historia extremadamente divertida, con camaradas pintorescos, líos fugaces, bailes, amistades para toda la vida (o no), algunas peleas, melancolías pasajeras, episodios memorables y un trasiego sin fin de brebajes estimulantes, licores de hierbas y muchas, muchísimas cervezas. (…)

Este viaje al espíritu del Carnaval (“Por Carnaval no vas disfrazado de otra persona; por Carnaval al fin eres tú mismo”), es una travesía franca, cercana, sin crónicas sentimentaloides, en la que nuestro borracho Barquero -a pesar de conseguir divertirse y entrar en el juego- no puede dejar de pensar en la familia que ha dejado atrás. Es el retrato sincero de un hombre en busca de afirmación, cuya meta es llegar a ser un buen padre (…)

No había leído nada de Van Mersbergen hasta ahora, pero confío en que Rayo Verde siga traduciendo su obra, ya que esta novela me ha parecido estupenda, tanto por salirse de los tópicos como por el lenguaje y el tono, cercanos y nada grandilocuentes. Nada parece forzado y la información es rica en matices y no se da en su totalidad, para que el lector vaya sacando sus propias conclusiones y se desconcierte a cada paso. Además, el emotivo final no era el que yo esperaba, y ya solo por esa sorpresa valió la pena viajar al otro lado de la noche. (Pedro Ferrer)

La Nueva España

Por Carnaval, al fin eres tú mismo. El holandés Jan van Mersbergen, una figura creciente de las letras neerlandesas, advierte al lector desde la segunda línea sobre lo que le aquarda en Al otro lado de la noche. Canavalada, tinieblas entre fuegos de colores, descenso a los infiernos personales, a la memoria, al amor, a la amistad, a las oportunidades perdidas y a los pasos bien dados. Ralf, el protagonista, acude al Carnaval disfrazado de Barquero, de barquero Caronte, claro, y en sus andanzas de una noche entremezclan – con una pericia que es el vértice más desclumbrante de esta páginas – las aventuras de un minuto, los pensamientos ebrios, la familia que ha dejado atrás por unas horas y los fragmentos de una vida. Ideas confusas, sexo, fogonazos certeros, suelos húmedos de alcohol y fluidos, delirio, más sexo componen el rompecabezas de una personalidad explorada como pocos suelen hacerlo. Un viaje a la vorágine que, entre estruendos, va destilando todas las costuras de un espíritu que cuanto más queiere perderse más se encuentra. (Eugenio Fuentes)

El salón del libro

En definitiva, Al otro lado de la noche es un libro sobre la amistad, y el amor, que nos cuenta una historia sencilla de una forma diferente, y que te hace reflexionar sobre lo que tienes, ver lo que realmente quieres y darte cuenta de que ya lo tienes. No necesitas nada más para ser feliz. Es un libro para ver la vida desde otra perspectiva, porque ‘es todo tan parecido y todo tan distinto’.

Cultudelia

Al otro lado de la noche es también la historia del encuentro con sí mismo del protagonista, de todas aquellas decisiones, grandes o pequeñas, que le han llevado exactamente al lugar en el que se encuentra y a aceptar el papel que ocupa; en definitiva, su lugar en el mundo. El acierto del autor es saber intercalar, sin que el lector pierda el hilo, la acción a lo largo de la noche de Carnaval con los recuerdos del protagonista y las reflexiones sobre su vida. De forma paralela, asistimos a la peregrinación nocturna de Ralf, sus idas y venidas a la barra y su encuentro con los más variados personajes y por otro lado, a la reconstrucción del último periodo de su vida junto a Sara y los niños. Y todo ello evitando caer en el melodrama y el patetismo al que se prestan la realidad familiar que vive.

Melibro

Lo realmente sorprendente de la novela de Al otro lado de la noche es la peculiar forma que tiene Jan van Mersberger de sumergirnos en el relato. Así se entremezclan los pensamientos del protagonista, con su estado de embriaguez, con los retazos de su infancia, con fragmentos de su vida, que nos va abriendo poco a poco a medida que avanza el carnaval. Se percibe la confusión de sus ideas, turbias, nubladas por el exceso de cervezas y los garitos que recorre durante una noche regada de alcohol, música, humo, personajes delirantes, y sexo desenfrenado. (Ruben Gozalo)

Jan van Mersbergen